miércoles, 10 de agosto de 2016

Entrevista a Julian Ugarte

Hace unos días leí una entrevista a Julian Ugarte, fundador de Socialab, en El Mostrador. Del texto hubo varias cosas que me quedaron dando vuelta y reflejan en parte mi manera de pensar y actuar.
Si muchos más pensaramos de la misma manera, todo sería diferente. Algunas de las palabras que más que quedaron dando vuelta fueron las siguientes:

Muchos piensan en innovar porque hay que innovar. O emprenden para no tener jefe. Pero en verdad si alguien quiere ganar plata como objetivo principal, yo le diría que haga algún emprendimiento donde pague bajos sueldos y ojalá de manera irregular. Que produzca barato, incluso sucio. Que se ponga de acuerdo con la competencia, que se coluda... ejemplos por estos días nos sobran. Pero parece que innovar no es eso que está pensando –dice Julián, diseñador industrial, director ejecutivo de Socialab y fundador de IF.
-¿Y qué es innovar?

A mí me da la sensación de que estos casos, donde hay una competencia feroz o colusión, etcétera, y que tenemos para chutear por montones, generan rechazo en la sociedad. De esos puestos de liderazgo la sociedad también espera otra cosa. Estamos castigando el egoísmo; hay una desaprobación social. Y si estamos castigando el egoísmo, entonces, qué sí queremos planear: yo creo en las cosas amorosas. Yo creo que se va a mover ese centro para hacernos la vida más amorosa. La economía del amar. Lo que está siendo más abundante son las iniciativas más cariñosas.
Pero es el egoísmo el que domina al sistema, el dinero se ha concentrado en unas pocas manos como nunca en el mundo durante la última década y la plata no es un mecanismo de intercambio sino de poder.

Yo creo que hay una reivindicación del capitalismo donde cabe la idea de que las cosas buenas tienen que venderse más. Y es lo que corresponde. Cuando existe este rechazo social tan grande al egoísmo, entonces lo que se pide es más de lo otro. Es un fenómeno, y como en algún momento en la Edad Media éramos teocéntricos y después fuimos antropocéntricos, lo que yo creo que está empezando a ocurrir es un cambio de época en donde la cosmovisión va a cambiar desde el individualismo hacia la empatía, lo colectivo. Eso es lo que, sin darnos cuenta, esconde lo que castiga esto y premia lo otro. Y nosotros, en concreto, tratamos de poner la plata en esas compañías que están tratando de expandir esa amorosidad.
-¿Cómo se adaptan las antiguas empresas, o con la vieja cultura, a este proceso de cambio?
-En el mundo empresarial hay un mucho dinamismo, mucho cambio. Donde teníamos a Canon hoy tenemos a Instagram. Las antiguas culturas aún siguen con ese miedo a perder o a desaparecer. Cuando te vas a los grandes lugares de la innovación, te das cuenta de que no están innovando por innovar, sino que para hacer un mundo mejor. No para sacarse el siete o ganar más plata. Lo que está pasando acá es que está habiendo conversaciones virtuosas entre este punto y los tradicionales. No hay ganas de pelear sino que de ir viendo cuáles son los caminos para que, a partir de lo que hacemos, construyamos un mundo mejor. Y es inevitable que a algunos empresarios les cueste porque vienen de otra cosa, estamos en esa transición.
-¿Cómo es ese diálogo entre lo antiguo y lo nuevo?
-Ese diálogo apunta a unirse, a ver fórmulas. A que un gallo de un retail no tenga miedo si le aparece competencia. Llámalo, invítalo, ayúdale a que le vaya mejor. Súmalo al carro. Si este gallo puede ser tu mejor amigo... Es como Facebook compra Instagram, por decirlo de alguna forma. No son competencia. Instagram hizo crecer Facebook. Esta mirada de la economía en colaboración abre nuevas posibilidades de encuentro.

Este es el Link de la entrevista: goog_316598627


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