miércoles, 4 de junio de 2014

Aproximación a la dispraxia


Aproximación a la dispraxia

“Existen muchos términos en la literatura para describir los problemas de coordinación entre los escolares, estas variaciones terminológicas que se presentan en los distintos países se debe a las diferentes áreas de conocimiento que están implicadas en su estudio (educativa, psicológica, médica, terapéutica, etc.). Algunos de los términos más empleados son: dificultades de aprendizaje motor, torpeza motriz, dispraxia evolutiva, dificultad perceptivo-motriz, disfunción de integración sensorial, disfunción cerebral mínima, desórdenes evolutivos de la función motriz, problemas evolutivos de coordinación motriz, síndrome del niño torpe.” (Ruiz, Mota, & Jiménez, 2005)

Existe gran cantidad de información con respecto a los problemas motrices y de muy diversa índole. Durante estas líneas abordaremos la dispraxia, cuyo concepto fue  acuñado por más de un siglo, y nos da las claves para saber en qué consiste esta enfermedad. El prefijo "dis-" señala dificultad o anomalía y la palabra de origen griego "praxis" significa práctica. Es decir, la dispraxia haría referencia a la dificultad para realizar con coordinación ciertas tareas, desde llevar a cabo movimientos elementales hasta tener dificultades en el habla.

A la dispraxia también se le denomina "el síndrome del niño torpe" porque puede llevar a los padres de estos niños a pensar que se trata de una torpeza normal que se irá con la edad. Sin embargo, para mejorar la situación del enfermo, su dificultad o lentitud para llevar a cabo acciones motrices, debe de ser tratado por especialistas. En las páginas posteriores abordaremos diferentes aspectos de la enfermedad, los cuales aportaran a la reflexión y comprensión de esta.

La torpeza motora

            “El niño torpe es aquel que sufre gran número de caídas, tropieza con todo, deja caer las cosas, es incapaz de jugar con los demás, tiene dificultades para dibujar, copiar, para abotonarse la chaqueta o atarse los cordones de los zapatos.” (Pérez, 2004)

            Todos los niños y todas las personas poseemos distintas habilidades, las cuales fueron más o menos desarrolladas. Todos no podemos ser bueno para todo, es algo evidente. Esto también lo podemos observar en las habilidades motoras de los niños. En todo grupo de niños existen algunos más hábiles que otros, pero en algunos casos que se destacan por su escaza habilidad física y motora. En muchos casos la torpeza motora es evidente en actividades cotidianas como abrocharse los cordones o una chaqueta. Los niños torpes motrizmente deben ser evaluados integralmente para recibir un tratamiento médico correcto, aplicar las técnicas pedagógicas adecuadas y que los pacientes/alumnos mejoren sus habilidades físicas y sus motrices. Una de las claves para desarrollar las habilidades motrices de los niños, independientemente si padecen un trastorno como la dispraxia o no, es la estimulación. Mientras mayor sea la estimulación que reciba el niño, mejores serán sus habilidades motrices. Esta estimulación debe estar enfocada a los problemas motrices que posee el niño, o si no podrá mejorar sus deficiencias.

¿Qué es la dispraxia?

“...en palabras de Arheim y Sinclair (1979) "Son niños que tienen dificultades de aprendizaje motriz y muestran un comportamiento motor ineficiente y asíncrono cuando llevan a cabo tareas de movimiento que de manera normal se esperaría que cumpliesen bajo circunstancias razonables." (Ruiz, Mota, & Jiménez, 2005)

Es una patología psicomotriz donde los niños que la padecen muestran torpeza y lentitud para ejecutar movimientos coordinados. No implica deficiencia intelectual aunque es habitual que se acompañe de trastornos de aprendizaje, del leguaje, motores y del desarrollo sensorial y emocional. Las personas que padecen esta patología no pueden desarrollar trabajos simples como abrocharse una camisa, atarse los zapatos, también saben lo que quieren hacer, pero no pueden controlar los músculos para producir o secuenciar sonidos.

Se puede reconocer al individuo dispráxico si se observa que tiene problemas de coordinación, dificultades con su equilibrio, una gran torpeza o una baja capacidad de concentración y expresión escrita. En muchas ocasiones, estos síntomas llevan consigo, además de la propia frustración que siente el niño, la discriminación de sus compañeros de colegio.

Se estima que un 6% de los niños de entre 5 y 11 años sufren un mayor o menor grado de dispraxia

Falta de coordinación y lentitud al ejecutar movimientos motores y problemas con el lenguaje, la percepción y el pensamiento. Estos son a grandes rasgos algunos síntomas que manifiestan los afectados de dispraxia que, en definitiva es la dificultad para realizar movimientos organizados cuando el sistema motor está preservado. Según las señales y las fases en que la patología se encuentre.

 

“Causas y factores de la dispraxia

A pesar de que la causa principal se desconoce, algunos especialistas apuntan que en edades tempranas la dispraxia podría deberse a lesiones cerebrales por inmadurez en el desarrollo de las neuronas o por anoxia (falta de oxígeno) durante el parto. En adultos, puede ser un trastorno secundario a enfermedades, como ictus, o por lesiones debidas a traumatismo craneoencefálico, entre otros.

 

Entre los factores de riesgo que se asocian a la dispraxia están:

•Prematuridad (antes de las 37 semanas).

•Consumo de sustancias tóxicas durante el embarazo (tabaquismo, drogas o alcohol).

•Antecedentes familiares de dispraxia.

 

De la misma manera que los niños, los adultos afectados por este trastorno tienen dificultades para realizar las tareas habituales, como pueden ser el arreglo personal, las labores domésticas y la conducción de vehículos. Además, se les hace difícil mantenerse en un lugar de trabajo. Son torpes de movimientos u tienen problemas de dicción y para modular el tono y el volumen de la voz. La mayoría, además de movimientos torpes, también muestran dificultades para escribir.

Clasificaciones de Dispraxia

La dipraxia se clasifica, según unos síntomas muy específicos que manifiestan los afectados, en:

1.- Ideomotora: Cuando hay dificultad en la realización de una sencilla tarea motora , de un solo paso, como peinarse o ponerse los zapatos

 

2.- Ideatoria: Implica un problema hacer tareas que comprenden varios pasos. Como cepillarse los dientes, ponerse la ropa por orden o atarse los cordones de los zapatos, entre otras.

 

3.- Oromotora o del habla: Existe dificultad para coordinar los movimientos musculares que son necesarios para pronunciar palabras y silabas.

 

4.- Constructiva: Cuando la dispraxia afecta a la capacidad de comprender la relaciones de espacio y se hace muy complicado mover los objetos de un lugar a otro.” (Arboix, 2013)

            La clasificación anteriormente propuesta la consideramos de gran utilidad debido a que acota de gran manera todas las variables que podemos encontrar en la dispraxia. La principal cualidad que debe tener una clasificación para enfermedades como la dispraxia es que debe ser simple, fácil de diferenciar una de la otra y útil para los profesionales afines a la enfermedad.   Si identificamos correctamente los problemas motrices de los niños, sabremos cómo debemos estimularlos para mejorar sus deficiencias. Desde mi perspectiva, esta clasificación cumple todas estas características.

Evaluación de la dispraxia

“Las evaluaciones para la dispraxia general requieren un historial de desarrollo, detallando edades a las que los hitos de desarrollo importantes, como gatear y caminar, se produjeron. Detección habilidades motoras incluye actividades diseñadas para indicar la dispraxia, incluido el equilibrio, la secuencia física, sensibilidad al tacto, y las variaciones en las actividades de senderismo. Una evaluación del motor de referencia se establece el punto de partida para los programas de intervención del desarrollo. Al comparar a los niños a las tasas normales del desarrollo puede ayudar a establecer las zonas de mayor dificultad.” (Centro de Artigos)

            Para poder diagnosticar de manera correcta la dispraxia o algún trastorno del desarrollo de un niño es necesario conocer el historial completo del niño para conocer y comprender como se ha desarrollado motoramente durante su vida. La observación es clave para para detectar y evaluar la dispraxia. A partir de los datos obtenidos a través de la observación y el historial médico los especialistas pueden clasificar los trastornos y determinar los pasos a seguir. Según los planteamientos de David Gallahue “el ser humano progresa motrizmente de lo simple a lo complejo y de lo general a lo específico y cada sujeto debe superar una fase para poder optar a conductas motrices más complejas”[1]

Dispraxia del desarrollo

              “Es una disfunción cerebral que dificulta la organización de las sensaciones táctiles y en ocasiones también de las sensaciones vestibulares y propioceptivas e interfiere con la habilidad para la planeación motora. Las palabras del desarrollo indican que el problema empieza tempranamente en la vida del niño y que afecta su desarrollo a medida que éste crece.

              No podemos ver la integración sensorial insuficiente, pero si podemos ver la coordinación motora insuficiente. Por tanto la dispraxia  parece ser un problema motor, así como otros tipos de desórdenes de integración sensorial parecen ser problemas del aprendizaje académico. No podemos ver el problema en sí, únicamente podemos ver sus manifestaciones físicas. Al tratar de ayudar a estos niños, es importante recordar que el problema está dentro del niño, en la manera en que su cerebro procesa las sensaciones” (Ricciardi, 2010)

            Debemos tener claro que muchos problemas motores y de lenguaje esconden problemas biológicos, los cuales deben ser evaluados por un equipo multidisciplinario. Un problema motor no necesariamente es causado por motivos biológicos, pero es una posibilidad latente. Un ejemplo de esto es la dispraxia del desarrollo, en donde las disfunciones cerebrales interfieren en las habilidades motoras del niño.

Dispraxia y lenguaje

“DESARROLLO DE LA COMUNICACIÓN Y DEL LENGUAJE.

En niños/as con deficiencia motora existen muchas probabilidades de que tengan trastornos en el desarrollo del habla.

A nivel fonológico nos encontramos con dificultades para pronunciar consonantes. También pueden tener retraso por deficiencia auditiva. 

En general, el desarrollo fonológico es más lento que el desarrollo normal, aunque se sigan las mismas fases de desarrollo.  Van a producir más tarde los fonemas y tendrán más dificultad en hacerlo debido a las dificultades motrices que poseen.  A nivel semántico el lenguaje del niño/a con deficiencia motora será más pobre y recortado porque pueden tener menos interacciones verbales por las dificultades de encontrar interlocutores.  A nivel morfosintáctico los enunciados son más cortos ya que los simplifican para adaptarlos a sus posibilidades motoras lo que puede llevar a que utilicen un léxico más restringido.” (Cuello, Enero, 2011)

            El desarrollo de lenguaje es vital para nuestra comunicación con los demás. En los niños con dificultades motoras como la dispraxia poseen un lenguaje más simple, su vocabulario es más restringido y lo desarrollan más lento. Además hay dificultades de pronunciación de algunas silabas o consonantes. Para solucionar los problemas del lenguaje del niño es necesario que se evaluado por un fonoaudiólogo para que lo diagnostique de manera correcta.

¿Cómo abordar la dispraxia?

“Para quienes consideran que los problemas evolutivos de coordinación motriz se deben a un retraso en el desarrollo motor de los niños, esta problemática es considerada como temporal y pasajera, de este modo se tiene la creencia de que los niños superarán su torpeza con el paso del tiempo. Sin embargo recientes investigaciones han mostrado que estas dificultades de coordinación motriz persisten a lo largo del tiempo” (Ruiz, Mota, & Jiménez, 2005)

            En muchos casos los problemas motrices como la dispraxia son tomados a la ligera y los niños no reciben un tratamiento profesional para resolver este problema. Si el niño no recibe el tratamiento adecuado para su problema, este no mejorara. Es importante tener en cuenta el historial clínico del paciente y su progreso motriz desde su nacimiento para poder desarrollar los pasos a seguir. Si no conocemos su evolución es complicado que los especialistas evalúen correctamente. Para esto es clave que los padres sean minuciosos en la observación del desarrollo de los niños.

 

¿Cuál es el tratamiento de la dispraxia y su pronóstico?

“El abordaje del problema suele ser multidisciplinar. Así, los trastornos motores serán tratados por fisioterapeutas, los logopedas se encargarán de los trastornos del habla y los neuropsicólogos de las apraxias ideatorias. Sin embargo, una de las claves más importantes dentro del tratamiento de la dispraxia es que los padres aprendan diversas técnicas para ponerlas en práctica en casa.

Estas son algunas pautas y consejos para el tratamiento del síndrome del niño torpe:

Si la dispraxia afecta a la coordinación: realizar ejercicios como tocar un instrumento,  subir y bajar escaleras, hacer manualidades…

Si la dispraxia afecta al habla: se pueden hacer técnicas de entrenamiento logopédico, tales como movimientos linguales hacia arriba y abajo, movimientos mandibulares o de mejillas…

Si hay afectación en el área emocional se trabajará en terapias que ayuden a resolver situaciones estresantes y habilidades sociales

Es importante que los padres refuercen la autoestima de los niños, lo cual ayudará a que valoren sus capacidades y sepan exprimirlas al máximo.” (Rubio)

            Hay 2 claves para el progreso motriz de los niños: el compromiso de los padres y la dedicación para realizar los ejercicios correspondientes. Los ejercicios van a variar según la edad, la condición motriz y de acuerdo a cual habilidad motriz sea la más deficiente del niño. Sin esfuerzo, no hay progreso.

Comentarios finales

                        De acuerdo a lo expuesto anteriormente podemos observar que la dispraxia es una patología de buen pronóstico. De la cual dispraxia existe mucha información, pero un poco dispersa. Lo relevante es observar a los niños durante todo su desarrollo y consultar a especialistas en caso de que exista algún problema motriz o de otro tipo. La evolución de los niños que padecen el síndrome del niño torpe o dispraxia depende de la constancia de los ejercicios, la cual debe ser la adecuada para que su recuperación se exitosa.

 

 

 

 

 

 

 

Bibliografía

1.- Apuntes cátedra “Desarrollo motor”

2.-http://www.webconsultas.com/bebes-y-ninos/afecciones-tipicas-infantiles/diagnostico-y-tratamiento-de-la-dispraxia-13002


4.- Luis M. Ruiz, Esmeralda Mata, Fernando Jiménez. “Percepción visual u problemas evolutivos de coordinación motriz en la edad escolar”, Facultad de Ciencias del Deporte Universidad de Castilla La Mancha

5.- DR. Luis Ruiz Pérez, “Desarrollo motor y actividades físicas”, Gymos Editorial, España

6.- Elisabeth Rodríguez Cuello, “La deficiencia motora: características, necesidades educativas especiales (N.E.E.) e intervención del maestro7a de audición y lenguaje  con los alumno/as que la padecen”,

7.- integrandosensaciones.blogspot.com/




[1] Apuntes cátedra “Desarrollo Motor”, INAF 2014. Profesor Fernando Reyes

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