lunes, 17 de febrero de 2014

Singularity

Hace un par de semanas leí en La Tercera un artículo sobre Singularity, Socialab y Julián Ugarte. Me gustaría compartir el artículo y difundir iniciativas como estas, debido a que es una excelente manera de contribuir a que tengamos un mundo mejor.




"Singularity: cuando la tarea es cambiar el mundo

Esta universidad financiada por gigantes como la Nasa y Google aspira a impactar en las vidas de millones de personas a través de la tecnología. Los primeros chilenos egresados de sus aulas en Silicon Valley cuentan cómo aplican lo que aprendieron a la resolución de problemas sociales.
“AQUÍ ESTÁ el creador de Facebook (Mark Zuckerberg) y está intentando curar el cáncer en una universidad de la Nasa”. El diseñador industrial Julián Ugarte (33) escuchó esas palabras de una asistente brasileña mientras se preparaba para realizar una charla de emprendimiento en la Universidad de Stanford (EE.UU.). Era la primera vez que escuchaba sobre la Universidad Singularity: el lugar parecía demasiado bueno para ser verdad y desde ese momento quiso ir a estudiar allá. En su trabajo en el Centro de Innovación de Techo, grupo dedicado a mejorar la calidad de vida de quienes viven en campamentos, Ugarte buscaba nuevas formas de aprovechar la tecnología para generar un cambio real en la sociedad. La Universidad Singularity, institución académica financiada por la Nasa, Google, Nokia y otros gigantes de la ciencia y la tecnología, era la mejor opción para lograrlo.
“Fui a una reunión con la gente de Singularity y les dije que podía ayudar a que vinieran a Latinoamérica a colaborar en temas de pobreza, agua y energía, pero me convencieron de estudiar allá y tras varios encuentros me dijeron que me fuera a estudiar becado”, cuenta Ugarte. Viajó a Silicon Valley por 10 semanas y hoy es embajador de Singularity para Chile. A su regreso, la experiencia le permitió crear su proyecto Socialab (www.socialab.com), en el cual reúne a emprendedores de la ciencia y tecnología aplicada a problemas sociales con inversionistas. Hasta ahora, Socialab ha entregado casi US$ 2 millones, provenientes del apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Movistar.
Entre algunos de los proyectos gestionados se encuentra AlGramo (www.algramo.cl), un dispensador de productos como detergente que funciona con monedas y sólo vende la cantidad que se necesita, y Papinotas (www.papinotas.com), sistema que digitaliza libretas de notas para que los padres las reciban como mensajes de texto. También está Conectandointernet.com, que entrega internet inalámbrica de bajo costo a Nueva Imperial (IX Región) gracias al uso de frecuencias de libre acceso, y el Baño Integral Sostenible (Bischile.org), que integra un sanitario, una ducha y un lavamanos alimentados por un calentador solar y que también recicla las aguas servidas para su reutilización.
La inspiración de todos estos proyectos coincide con la declaración de principios de la Universidad Singularity, fundada en 2008 en el corazón de Silicon Valley y que busca “educar, inspirar y empoderar a los líderes para aplicar tecnologías que respondan a los mayores desafíos de la humanidad”. Sus fundadores, Ray Kurzweil y Peter Diamandis, han demostrado soñar en grande. Ambos son graduados del MIT. El primero es un pionero de la tecnología digital de reconocimiento de voz que hoy permite que millones de discapacitados manejen computadores. Kurzweil le dio el nombre a la universidad, con el término usado por el profesor de matemáticas y escritor de ciencia ficción Vernor Vinge para referirse al momento en que la inteligencia de las máquinas superará a la humana y que según Kurzweil se producirá en 2030.
Diamandis tampoco se queda atrás en pergaminos: es el creador de la fundación XPRIZE, que reúne a equipos de todo el mundo en la búsqueda de nuevas herramientas para el avance de la humanidad. Su iniciativa ha motivado a numerosos emprendedores a buscar soluciones a problemas que van desde la limpieza de derrames tóxicos hasta el diseño de naves espaciales privadas. Uno de sus proyectos más famosos es el concurso Google Lunar XPRIZE, creado en 2007 y que premiará con US$ 20 millones al primer equipo privado que coloque un robot operativo en la superficie lunar.
Este afán por innovar ha cautivado a varios chilenos que han terminado en las salas de Singularity, instaladas en el Centro de Investigación Ames de la Nasa y donde se abordan temáticas como biotecnología, robótica y neurociencia. Todos quieren aprender cómo los últimos descubrimientos en esas disciplinas pueden ayudarlos a cambiar el mundo.
En 2012, la sicóloga organizacional y emprendedora Bárbara Silva (32) se convirtió en la primera chilena en egresar de la institución tras conseguir uno de los 80 cupos peleados por los 3.153 postulantes de ese año. “Uno de mis actuales socios, Eduardo Labarca, cursaba Singularity y lo visité unos días. En esa ocasión le pedí tres minutos al CEO de la fundación, Rob Nail, para ofrecerle mi proyecto que buscaba resguardar el acceso al agua en catástrofes naturales. No imaginaba que podía tener una oportunidad allí, pero terminó dándome media hora”. Al terminar la entrevista, Nail le preguntó: “¿Vas a postular?”. Lo hizo y no sólo quedó, sino que se ganó la beca de mujeres. Ahora, entre Chile y EE.UU., maneja la start up BSTInnovation.com, que conecta a profesionales y organizaciones con oportunidades de mercado alrededor del mundo. Además, lidera la iniciativa Women@TheFrontier en Latinoamérica, que busca dar visibilidad a mujeres que crean cambios en ciencia y tecnología.
El paso por Singularity le cambió la forma de planificar sus proyectos: “Las reflexiones y debates que teníamos en clases te permiten mirar el mundo en perspectiva, acelerar tu proceso de pensamiento y sensibilizarte con los grandes problemas que hoy enfrenta la humanidad”.
No es para menos, considerando que las clases son dictadas por figuras como Craig Venter, uno de los primeros científicos en secuenciar el genoma humano; Vint Cerf, uno de los padres de internet; o Elon Musk, creador del primer auto eléctrico del mundo a través de su empresa Tesla Motors. Entre la audiencia, mientras tanto, suelen estar personajes como el músico will.i.am de Black Eyed Peas o Buzz Aldrin, el segundo hombre en pisar la Luna.
El Graduate Studies Program (GSP) ofrecido por Singularity dura 10 semanas, que se dividen en dos partes: la primera es una inmersión total en las temáticas, invenciones y tecnologías que impactarán el futuro. En la segunda etapa los estudiantes construyen un proyecto que genere cambios. “Todo esto se da en un ecosistema creado para la innovación del más alto nivel: sin jerarquías muy estructuradas y siempre en contacto directo con profesores, alumnos y ex alumnos, lo que crea una red de alto nivel”, cuenta Rafael Yáñez (arquitecto, 32), quien durante su estadía creó Infinity Company, empresa de investigación espacial que busca lanzar satélites que ofrezcan acceso gratuito a internet.
El programa GSP es el más demandado, pero sólo entran 80 alumnos al año a un costo de 29.500 dólares (es decir, más de 16 millones de pesos). Singularity también ofrece otros programas académicos como “Global Impact Competitions”: en él, equipos postulan con ideas que apuntan a cambiar las vidas de al menos un millón de personas en un plazo de no más de tres años gracias a la ayuda de la tecnología. El concurso es anual y los equipos ganadores de cada región -18 vencedores de 13 países en la última versión- reciben una beca completa para asistir al GSP de 10 semanas en Silicon Valley. Pablo Veltri, un argentino que creó los portales Incluyeme.com y Yeeeu.com, que ayudan a discapacitados a encontrar trabajo, fue uno de los pocos latinoamericanos que quedó aceptado dentro de los 20 países que participaron del curso en su versión 2013.
Además de todo eso, está la modalidad Singularity University Labs, donde la meta es hallar una solución que afecte a mil millones de personas dentro de una década. Sus salones están llenos de kits de robótica de Lego y sistemas de realidad virtual. Por la ventana es posible ver pasar alguno de los autos de Google que se manejan solos.
“Las clases son muy parecidas a las charlas TED, donde la posibilidad de tener diálogos uno a uno con los expositores es permanente y la experiencia de los compañeros complementa muy bien los conocimientos en la lógica del aprendizaje peer-to-peer, además de que el nivel de los expositores y sus contenidos es muy alto”, dice el ingeniero civil industrial eléctrico Gabriel Gurovich (34), quien cursó el GSP 13 tras completar un emprendimiento y buscar nuevas ideas, llegando por recomendación de Julián Ugarte.
Tras su paso por Singularity creó un proyecto titulado Snapp (www.snapp.cc), que elimina la necesidad de tener un programador para crear herramientas como apps o sitios web, ya que permite que cualquier persona sin conocimientos técnicos diseñe nuevas herramientas. “Estamos democratizando la capacidad de crear online, lo que se conoce como la nueva revolución de internet. La gente no sólo va a poder generar contenido, sino que también software sólo definiendo lo que necesiten a través de ‘legos’ virtuales”, explica.

El ingeniero comercial Sebastián Espinosa (30) (GSP 13) también vivió un “despertar creativo” en las primeras clases. “Te hace darte cuenta de que tú sí puedes cambiar el mundo. Que la gente que está intentándolo no es tan distinta a uno …eso es lo principal”, dice. Gracias a lo aprendido, Espinosa lidera hoy dos proyectos en los que une las acciones sociales con herramientas tecnológicas: una es Ikuna (www.ikuna.cl), una tienda virtual de productos chilenos hechos a mano que une a artesanos de todo el país en una plataforma online. La segunda es Puentek (http://puentek.com), una especie de “autobús mágico” que viaja alrededor de Sudamérica acercando a los niños al emprendimiento a través de la búsqueda de soluciones a problemas específicos usando herramientas tecnológicas."


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