lunes, 13 de enero de 2014

Como un pez



El sábado me sentí como un pez, lo digo en un sentido literal. Después de un par de acciones poco afortunadas termine con un anzuelo incrustado en la parte superior de mi oído. No fue un anzuelo pequeño, sino que uno utilizado en la pesca de mar. El dolor fue inmediato e intenso. Me imagino que fue un dolor similar al provocado por los piercing. Bueno, no es relevante el dato. Fui al hospital, donde me extrajeron este elemento. Fueron 10 o 15 minutos que tardaron en sacarme el anzuelo. Me pusieron un par de vacunas y para la casa. En el camino a mi casa me puse a pensar en todos aquellas situaciones en las cuales pudieron terminar en accidentes absurdos.  Muchos accidentes como este son generados por descuidos inexplicables. Hay un refrán muy sabio que dice: “ Es mejor prevenir que curar” 

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