Este libro lo compre el año pasado en la Librería Que Leo de
Pedro de Valdivia. Lo compre con un % de descuento que no lo recuerdo y lo
termine de leer ayer. Es un libro muy entretenido, con muchas anécdotas del
viaje que realizo del autor entre el DF y Buenos Aires. Lo fui leyendo por
temporadas, lei unas decenas de páginas y lo dejaba unas semanas. Con este
libro me ocurrió algo especial: generalmente voy rayando los libros las líneas
que me llaman la atención, pero en este caso lo hice solo en dos ocasiones.
Escribo estas líneas:
"Mientras miro las fachadas y la plaza empedrada Mary
no deja de hablar. Está haciendo un esfuerzo grande por mejorar mi melancólico
humor. Ella me pregunta si conozco chistes y me alienta a contar algunos.
Cuento, les llama "Conoces cuentos", me dice. "Simplemente, ¿No
podemos callarnos" pienso.
- Tienes la cara tan seria... -me dice, frunciendo el seño y
haciendo trompita con la boca-. ¿Has visto el dibujo de Humpty Dumpty? Me haces
pensar en el dibujito.
- ¿Humpty Dumpty? No, eso no me dice nada.
-Es un huevo con patas. - explica Mary.
- Mm... Mira. Un huevo con patas. Con un pollito adentro,
sin duda.
- No - dice Mary con un suspiro, como si estuviera lento de
entender.- Es simplemente un huevo con patas.
Ahora se pone a pensar cómo puede establecer una forma de
comunicación conmigo. De repente se dibuja una sonrisa en su cara pícara.
- ¿Sabes en quién me haces pensar?
- No sé
- En el Pitufo Gruñón. Porque ese tampoco se ríe nunca.
Este comentario sé me hace reír. Le pregunto si ella sabe
que Los Pitufos son oriundos de Bélgica.
-¿De veras?- contesta entusiasmada.
- Oh, sí! - digo- Son
un fenómeno interesante esos Pitufos. ¿Sabes en qué se inspiró su dibujante?
Ella me mira con curiosidad y yo continuo:
-Paseaba por un bosque y buscaba hongos. Luego de comer un
matamoscas, empezó a ver hombrecitos azules por todos lados. La inspiración
vino sola." Página 400
"Durante el viaje, leí Las venas abiertas
de América Latina, el libro del escritor uruguayo Eduardo Galeano, cómo Potosí
llegó a ser el corazón latiente de la corona española, la manera en que toda la
economía de una región se articuló alrededor de es centro y la forma en que
esas actividades repercutieron en la economía de hoy. En el norte de Argentina,
por ejemplo, se criaban mulas y caballos para servir como animales de carga.
Desde Chile enviaban trigo y vino. Desde las costas de Perú, mariscos secos. De
Cuzco, maíz y azúcar. Desde Huancavelica, el mercurio para separar la plata
químicamente de otros metales. En las laderas de las montañas del sur de
Colombia y Ecuador pastaban las ovejas para tejer la ropa de los mineros. Desde
Brasil venía la madera. Los grandes puertos en el continente se desarrollaban
para y por la exportación de plata: Callao en Lima, Cartagena en el Caribe y el
puerto de contrabando de Buenos Aires en el Atlántico.
Galeano explica -citando a Karl Marx y Ernest Mandel- cómo
la plata de Potosí fue un factor determinante en la acumulación de riqueza y el
desarrollo del capitalismo en Europa Occidental.
Con las enormes fortunas del Nuevo Mundo se financió la
revolución industrial. Un revolución industrial que, paradójicamente, durante
el siglo XIX, ahorcó a la industria sudamericana en su cuna. La industria
artesanal -que existía en lugares como
las provincias argentinas de Córdoba, Tucumán y Santiago del Estero- no pudo
con la importación masiva de productos terminados, como las maquinas alemanas o
las telas inglesas. Por eso, el sistema colonial, enfocado solamente en la
exportación de metales preciosos, ha alterado y desencajado fundamentalmente la
estructura económica de Suramérica. Y nunca ofreció una alternativa. Excepto el
turismo, quizás." Página 431
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