domingo, 9 de octubre de 2016

Matías Correa



 Leí una entrevista a Matías Correa por motivo de la publicación de su libro “Alma” publicada por “Artes y letras” el día de hoy. Correa ha publicado textos como “Geografía de lo inútil” y “Autoayuda”, y tiene estudios en Filosofía en Chile y Alemania donde empezó a interesarse sobre el alzhéimer, la memoria y el deterioro de la mente. La última pregunta de la entrevista fue la que me hizo reflexionar algunas cosas.

La pregunta y su respuesta fue la siguiente:

“-En la crítica a su libro anterior, “Autoayuda”, Camilo Marks dijo que “el clima humano y social asfixiante, claustrofóbico, ciento por ciento turbio, gris, sombrío” de la novela, podría ser “reflejo del callejón sin salida espiritual al que están llegando numerosos sectores de la clasemedia y la alta clase media emergente”. ¿Está de acuerdo?

                Sí, pero la palabra “espiritual” habría que limpiarla de metafísica y de religión. El espíritu no es más que manifestación de comunidad, según Hegel; un filósofo que, en todo caso, como lector, me apesta. En el sentido de espíritu de equipo o, si te quieres poner bíblico, “donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Necesitas un grupo de personas para que haya espíritu. Durante mucho tiempo hemos vivido en sociedades liberales donde prima el individuo, y donde la libertad se convierte en el único valor. Por defecto, el espíritu tiene que convertirse en una entidad magra, podre pobre y pequeña.  De ahí, reactivamente, pasa lo que está pasando hoy: casi desesperadamente la gente busca agruparse, pertenecer a cualquier cosa: grupos de cosplay, stand up comedy, comunidades de emprendedores. El sentido de pertenencia, la pulsión a pertenecer, fue el arranque de la novela.“

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