Caminaba tranquilamente por los pasillos de un centro comercial de la zona oriente de la capital, cuando me encontré con un antiguo compañero de clases. La verdad es que sigue igual de trastornado que siempre. La cocaína y el alcohol lo tienen totalmente desequilibrado. Conversamos un rato. Me hablo de las cosas a las que se ha dedicado en el trascurso de todo este tiempo. Drogas, sexo y alcohol. Y no hay más. Me propuso que nos tomáramos una cerveza. Por alguna razón, que no se cual, es acepte de inmediato. Entramos a un local y nos tomas y pitcher.
Conversar un rato con este tipo me hizo reflexionar sobre mi vida, mis experiencias y mi forma de actuar frente a los problemas. Finalmente no fue un pitcher sino tres. Después de un par de horas me fui a mi hogar y decidí dar un giro a mi vida. Cambiar radicalmente y replantearme algunas cosas. Ya veremos que resulta de todo esto.
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