<“Uno no decide retratar un
tiempo ni convertirse en un ícono para una generación”, media el propio Danny
Boyle, el mismo que fue responsable de la gala de inauguración de los Juegos
Olímpicos de Londres. Sí, él. “Uno hace”, sigue, “lo que cree que tiene que
hacer. A veces pienso que fue precisamente el trabajar desde la ignorancia, el
no venir de ninguna escuela y de ningún lado, el que permitió que hiciéramos lo
que hicimos con la más absoluta libertad”. A su lado, un Roberto Carlyle
bastante más ancho, digámoslo así, que sus compañeros puntualiza: “Lo que sí es
cierto es que la película se benefició de nacer en el momento que lo hizo. En
el Reino Unido se estaban haciendo muchísimas cosas, en la música, el arte, la
literatura, el teatro y el mismo cine, y todas muy interesantes. Era un momento
de efervescencia. Que luego Trainspotting se transformara en la bandera de esa época
es algo que nos sorprendió”>*
*Cita del texto “Trainspotting 2:
Más viejos, más ricos, más desencantados.” Publicado en el segmento “Vidactual”
del diario El Mercurio el día sábado 28 de enero del 2017