Estaba en anotando unas cosas en mi trabajo cuando escucho: “Cuanto
es 12 por 4.” Sin levantar la cabeza le respondí. Todos sabemos que el
resultado es 48. En ese instante escucho a su acompañante decir: “Y eso que
eres ingeniero.” La respuesta me sorprendió: “Soy un ingeniero, pero de
calculadora. Si existen los fósforos, ¿Para qué voy a prender fuego con piedras?.”
Esto me dio vueltas hasta ahora. ¿Tan chantas son los ingenieros chilenos? No
lo sé, pero no me imagino a un poeta preguntando donde se acentúa una palabra.
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